domingo, 22 de febrero de 2009

El enigma neandertal (Un poco de historia)

El estudio del Neandertal siempre ha supuesto un gran problema, pues realmente no conocemos una forma idónea de realizarlo. De lo dicho en el anterior post se puede deducir que realmente son una vía evolutiva diferente de la nuestra, con diferente anatomía, neuroanatomía, y posiblemente capacidades cognitivas. La comparación conductual de las dos poblaciones sería la piedra angular de todo estudio sobre sus respectivas conductas, por lo que la forma de realizarla es fundamental. Pero, al desconocer su realidad cognitiva y las bases de su conducta, se le ha analizado con los mismos parámetros que los usados para los humanos modernos con los que convivieron en el inicio del Paleolítico Superior. Es posible que se estén comparando dos procesos evolutivos diferentes, cuyo funcionamiento cognitivo no sea el mismo.  

Los avances arqueológicos han ido cambiando la percepción que de ellos tenemos. A finales del s. XX se postulaba la posibilidad de que fuera nuestro más próximo antecesor en la escala evolutiva, pero nada estaba demostrado. El descubrimiento del “reloj molecular” que significaba ADNmt, junto con la presencia de fósiles de humanos modernos en África con fechas antiguas (100000-200000 BP), cambió todo lo que se creía hasta ese momento. En teoría su origen fue el continente africano, siendo independientes de los Neandertales. Sin embargo, todos sabemos que otras teorías (multirregional, Wolpoff) siguieron compitiendo con estos descubrimientos.  

De los datos del ADNmt surgió una teoría sobre la expansión de los humanos modernos y de su relación con los neandertales. Los esquemas generales de la teoría "Out of Africa" indican que el Musteriense desapareció con la llegada de los HAM portadores de un mayor desarrollo tecnológico y simbólico (Auriñaciense). Coincidiendo con su llegada aparecieron otras culturas coetáneas con cierto simbolismo (Chatelperroniense y Uluzziense) entre los neandertales, como consecuencia de su influencia cultural. Esta simplicidad expositiva, basada en una concepción muy generalizada y con fundamentos teóricos poco justificados, pasaba por alto otras posibilidades que el registro arqueológico parece indicarnos en la actualidad. El problema era múltiple, pues se desconocía dónde se pudo originar la conducta moderna de los HAM (Auriñaciense), cómo eran cognitivamente los neandertales y cómo fue su relación. Ideas hubo muchas, pero con fundamento científico puede que ninguna. Entre todas destaca la ”invasión agresiva de los HAM", que exterminaron a los neandertales en una competencia directa, violenta e intencionada, comparándola con otras invasiones históricas, cómo si hechos que en la Historia de dieron en 30-50 años se pudieran comparar con 10.000 años de segura relación geográfica y posible social.   

Lo cierto es que tal teoría propició, supongo que inconcientemente, una mayor atención a los yacimientos del Auriñaciense y Chatelperroniense en el oeste europeo, como exponentes culturales más representativas del inicio del Paleolítico Superior, dejando a los yacimientos musterienses del mismo periodo un tanto al margen de la investigación arqueológica, aunque por suerte para todos algunos siguieron trabajando en este restringido campo.   

Ya desde fechas muy tempranas se conocían datos sobre la posible perduración del Musteriense en la Península Ibérica, tanto que sería una cultura coetánea con las otras dos. Efectivamente, en Grota Nova de Columbeira existe un Musteriense de talla y facies Levallois, y sin ninguna interferencia del Paleolítico Superior. Sus dataciones, radiométricas realizadas en los años 60, ofrecían unas cronologías de 26.400±750 y 28.990±950 bp, que por su anomalía teórica no se llagaron a publicar (Raposo y Cardoso, 1998). Tendrían que conocerse nuevas dataciones en este mismo sentido y en otros lugares para que se tuvieran en cuenta. Serían los casos del Boquete de Zafarraya en Alcaucin (Málaga) con una persistencia Musteriense que llegaría al 27.000-29.800 bp (Hublin et al., 1995), de Cova Negra en Játiva (Valencia) donde hay industrias musterienses muy estables y de Gorham´s Cave con cronología del 32-28.000 bp (Barton et al., 1999; Jiménez-Espejo, 2007).

La toma de conciencia de estos datos indicaba la existencia de cierta marginación cultural y/o geográfica entre los dos grupos humanos del momento. Así, en el oeste de Europa se promovió la idea de diferentes conductas separadas por medio de una teórica línea divisoria llamada frontera del Ebro (Zilhäo y d´ Errico, 1999). En el inicio del Paleolítico Superior, al sur de tal frontera, sólo se conoce la perduración del Musteriense desarrollado hasta ese momento, mientras que en el norte se producen los procesos de interacción cultural que darían lugar al Chatelperroniense. Tal teoría, rechazada por algunos autores por simplista (Vega Toscano, 2005), seguía sin prestar la atención necesaria a los yacimientos neandertales del norte y centro peninsular, pues el protagonismo de las culturas modernas seguían predominando. La existencia de diferentes teorías, frecuentemente contradictorias, favorece la omisión de ciertos aspectos que no son tenidos en cuenta hasta la reevaluación de los datos obtenidos (Maroto et al., 2005). Es el caso del Musteriense, que parece desaparecer con rapidez en la zona de influencia del Auriñaciense o Chatelperroniense, quedando restringido a zonas marginales como las del sur de la Península Ibérica (p. e. Hublin et al., 1995; Zilhäo y d´Errico, 1999).  

En la reunión científica celebrada en el Museo de Altamira (2004) sobre los “Neandertales cantábricos, estado de la cuestión”, se volvió a tener en cuenta el papel que pudieron tener los neandertales en ese complejo inicio del Paleolítico Superior (Maroto et al., 2005). Efectivamente, en este período las formas culturales de los neandertales no pueden limitarse exclusivamente al Uluzziense o al Chatelperroniense, sino que el Musteriense adquiere cierto protagonismo aún no cualificado. A la luz de estos estudios están apareciendo nuevos paradigmas sobre la interpretación arqueológica en la región cantábrica y gran parte de la Península Ibérica (Baena y Carrión, 2005). Así, se está observando la pervivencia del Musteriense en fechas más recientes del 40.000 bp, y la existencia de un Musteriense con puntas de Chatelperron (Maroto et al., 2005), en vez de un Musteriense o Chatelperroniense en el sentido estricto. Puede ser la realidad de un Musteriense Final con sus propias características tipológicas, y no simplemente el final del Musteriense (Arrizabalaga e Iriarte, 2006), aunque es evidente que, tal como se expuso esta reunión, es imprescindible continuar estudiando el proceso y constatar más dataciones.   

Sin embargo, la perduración del Musteriense muchas veces no fue una prolongación de su tradicional marco cultural, sino que, sin llegar a un aspecto moderno, presenta una serie de avances que lo diferencian de otros períodos más antiguos. Así, observamos transformaciones tecnológicas, tipología realizada por distinta tecnología, diferentes adaptaciones a nuevos ecosistemas y cambios climáticos (cambios en la técnica de caza, nuevos modelos de explotación de recursos abióticos), una rudimentaria pero mayor existencia en el utillaje de hueso, menor estabilidad de los asentamientos y tendencia al aislamiento. Se aprecia un aspecto de gran variabilidad y/o diversidad cultural, cuyo origen no sabemos si se debe en exclusiva a la propia capacidad de adaptación del Neandertal en este período, o tiene un importante peso la coexistencia con poblaciones modernas, con diferente cultura, cerca de ellos y durante varios milenios (Baena y Carrión, 2006). Incluso en zonas europeas muy cercanas a las áreas geográficas asociadas al Chatelperroniense se conoce la pervivencia del Musteriense en zonas del centro-sur de Francia, así como la existencia de un Musteriense con láminas y puntas de retoque convergente inverso o puntas de Soyons (Neroniense) en Bélgica y la Renania (Alemania) (Pelegrin y Soressi, 2007), así como en el valle del Ródano donde el Chatelperroniense nunca ha sido registrado (Slimak, 2007). Igualmente, en las áreas adyacentes italianas (p.e. Lacio) persiste el Musteriense, con dataciones posteriores del 40.000 bp (Kuhn y Bietti, 2000).   

Todos estos datos nos confirman la coexistencia de importantes diferencias culturales en el mundo del Neandertal (Musteriense más o menos evolucionado intercalado ente el Chatelperroniense y Uluzziense), las cuales convivieron varios milenios en lugares geográficos muy próximos. Este hecho parece corresponder a una particular conducta de intercambio cultural y sociabilidad intergrupal, lo que siempre habrá que tener en cuenta al estudiar las características culturales del Neandertal, tanto en sus propias poblaciones como en su comparación con las pautas conductuales desarrolladas por los HAM. No hay que olvidar que la conducta general de los HAM fue mucho más homogénea en el tiempo, espacio y desarrollo cultural.   

En este punto nos encontramos con el dilema actual. El Chatelperroniense (cultura con un componente simbólico y tecnológico importante) fue anterior a la llegada de los HAM (D´Errico et al., 2003) y los verdaderos creadores de la cultura moderna en Europa. Otros autores no opinan lo mismo (Mellars, 2005) con lo que la discusión, en base de datos arqueológicos, está en plena efervescencia en la actualidad. Incluso se postula que todos los yacimientos anteriores al 36000 BP, son originarios de los neandertales, con lo que curiosamente, todo el mosaico de culturas (Musteriense, Musteriense final, Auriñaciense arcaico, Chatelperroniense, Uluciense, etc.) son creaciones de los neandertales del momento.   

La base fundamental de las capacidades cognitivas y culturales de los neandertales es sin duda las características modernas que presenta el Chatelperroniense (D´Errico et al., 2003), siendo donde la subjetividad y un interés especial han tenido un protagonismo importante. 


- Arrizabalaga, A. e Iriarte M. J. (2006): “El Castelperroniense y otros complejos de transición entre el Paleolítico medio y el superior en la Cornisa Cantábrica: algunas reflexiones”. Zona arqueológica, 7, (1): 359-370.
- Baena, J.; Carrión, E.; Ruiz, B.; Ellwood, B.; Sesé, C.; Yravedra, J.; Jordá, J.; Uzquiano, P.; Velásquez, R.; Manzano, I.; Sánchez, A. y Hernández, F. (2005): “Paleoecología y comportamiento humano durante el Pleistoceno Superior en la comarca de Liébana: la secuencia de la Cueva de El Esquilleu (Occidente de Cantabria, España)”. Neandertales cantábricos. Estado de la Cuestión. El Paleolítico Medio cantábrico: hacia una revisión actualizada de su problemática. Museo de Altamira. Monografías, 20:461-487. Santander.
- Barton, R. N. E. et alii., (1999): “Gibraltar Neanderthals and results of recent excavations in Gorham´s, Vanguard and Ibex Caves”. Antiquity 73: 13-23.
- D´Errico, F.; Henshilwood, CH.; Lawson G.; Vanhaeren, M.; Tillier, A. M.; Suressi, M.; Bresson, F.; Maureille, B.; Nowell, A.; Lakarra, J.; Backwell, L. y Julien. M. (2003): “Archaeological Evidence for the Emergence of Language, Symbolism, and Music–An Alternative Multidisciplinary Perspective”. Journal of World Prehistory, 17 (1): 1-70.
- Hublin, J. J. et alii., (1995): “The Musterian site of Zafarraya (Andalucía, Spain). Dating and implications on the Paleolithic peopling of Western Europe”. Comptes Rendus de l´Académie des Sciences de Paris. 321, (IIa): 931-937.
- Jiménez-Espejo, F. J.; Martínez-Ruiz, M.; Finlayson, C.; Paytan, A.; Sakamoto, T.; Ortega-Huertas, M.; Finlayson, G.; Iijima, K.; Gallego-Torres; D. y Darren Fa (2007): “Climate forcing and Neanderthal extinction in Southern Iberia: insights from a multiproxy marine record”. Quaternary Science Reviews. Vol. 26, (7-8): 836-852.
- Kuhn, S. L. y Bietti, A. (2000): “The Late Middle and Early Upper Paleolithic in Italy”. En The Geography of Neandertals and Modern Humans in Europe and Greater Mediterranean. Bar-Yosef, O. y Plibeam, D. (eds.) .49-75. Cambridge, Massachusetts: Peabody Museum of Archaeology and Ethnology, Harvard University.
- Maroto, J.; Vaquero, M.; Arrizabalaga, A.; Baena, J.; Carrión, E.; Jordá, J. F.; Martinón, M.; Menéndez, M.; Montes, R. y Rosell, J. (2005): “Problemática cronológica del final del Paleolítico Medio en el Norte Peninsular”. Neandertales cantábricos. Estado de la Cuestión. El Paleolítico Medio cantábrico: hacia una revisión actualizada de su problemática Museo de Altamira. Monografías, 20: 101-114. Santander.
- Mellars, P. A. (2005): “The Impossible Coincidence. A Single-Species Model for the Origins of Modern Human Behavior in Europe”. Evolutionary Anthropology 14: 12-27.
- Pelegrin, J. y Soressi, M. (2007): “Le Châtelperronien et ses rapports avec le Moustérien”. En Les Néandertaliens. Biologie et cultures. Documents préhistoriques, 23: 283-29.6 Paris, Éditions du CTHS.
- Raposo, L. y Cardoso, J. L. (1998): “Las industrias líticas de la Gruta Nova de Columbeira (Bombarral, Portugal) en el contexto del musteriense final en la Península Ibérica”. Trabajos de Prehistoria, 55, (1): 39-62.
- Slimak, L. (2007): “Le Néronien et la structure historique du basculement du Paléolithique moyen au Paléolithique supérieur en France méditerranéenne. Comptes Rendus Palevol. Volume 6, (4): 301-309.
- Vega Toscano, G (2005): “El final del Paleolítico Medio y el inicio del Paleolítico Superior: más allá de los datos cantábricos”. Neandertales cantábricos. Estado de la Cuestión. El Paleolítico Medio cantábrico: hacia una revisión actualizada de su problemática Museo de Altamira. Monografías, 20: 541-556. Santander.
- Zilhao, J. y d'Errico, F. (1999): “The chronology and taphonomy of the earliest Aurignacian and its implications for the understanding of Neandertal extintion”. Journal of World Prehistory 13 (1): 1-68.

domingo, 15 de febrero de 2009

El enigma Neandertal


Hace escasos días se ha publicado se ha publicado el genoma del Neandertal a partir de fósiles procedentes de la cueva de Vindija, en Croacia. Del dato, que sin duda es un relevante hecho científico inimaginable hace unos pocos años, se pueden deducir dos hechos básicos: 

- Compartimos con ellos un 95,5% del genoma. Lo que en principio parece mucho.
- La diferencia genética permite llagar a la conclusión de que son lo suficientemente distintos genéticamente como para afirmar que, si hubo casos de cruce entre ellos, fueron irrelevantes para el futuro de la especie humana.  

Estos datos vienen a confirmar que nos encontramos ante dos procesos evolutivos diferentes, lo que no es nuevo, pues ya conocíamos por el estudio del ADN mitocondrial en diversos restos óseos del Neandertal localizados en diferentes lugares (Lalueza Fox, 2005). En tales análisis se ha comprobado la diferencia genética existente entre neandertales y HAM, así como la existencia de una importante diferencia temporal respecto de la separación de las dos poblaciones a partir de un ancestro común, calculándose en unos 500.000 años. Esta diferencia de ADN y el conocimiento de que ambas poblaciones se originaron en lugares lejanos (Europa y África), en distintos ambientes y con un aislamiento geográfico, indican la coexistencia temporal de dos formas evolutivas diferentes.  

Además, las diferencias morfológicas entre las dos poblaciones son muy conocidas y están bien documentadas en el registro arqueológico. Estas diferencias sólo indican una diversificación biológica que podrían significar la existencia de dos especies, pero con poca seguridad. Paralelamente, por medio del análisis dentario como signo biológico preciso del desarrollo ontogénico postnatal, se ha comprobado que los neandertales tenían un desarrollo rápido, llegando a la madurez biológica antes que los humanos actuales, indicando la presencia de un desarrollo ontogénico distinto (Ramírez y Bermúdez de Castro, 2004). Estos datos parecen indicar, junto con la diferencia anatómica, la existencia de dos líneas evolutivas diferentes que pudieron acabar en dos especies independientes (Lieberman et al. 2002).   

No obstante, todos estos datos asumidos por la comunidad científica y ampliamente divulgados, no parecen significar mucho en lo que parece más importante para la Arqueología, es decir, si tienen un respuesta significativa en la conducta de las dos poblaciones. Pues nada aclaran sobre las capacidades cognitivas que pudieran tener las dos poblaciones, por lo que su conducta podría ser igual.   

Profundizando en las diferencias anatómicas, se han efectuado análisis paleoneurológicos que han comprobado que nuestra especie presenta una forma de evolución neurológica diferente a la observada en los neandertales, comprobándose un diferente patrón de desarrollo neurológico. En el Neandertal existe una pauta de desarrollo cerebral definido por diversos autores como arcaico, en el que gran parte del cambio está basado en un simple crecimiento general. Mientras que en los HAM se observa un aumento vertical, dilatación del lóbulo frontal y una relativa reducción de longitud y anchura del lóbulo occipital. Se produce un aumento alométrico de la forma y superficie de los lóbulos parietales y posiblemente frontales de nuestra corteza cerebral (Bruner, Manzi y Arsuaga, 2003).   

Esta diferenciación neuroanatómica indica diferencias de la superficie del córtex cerebral en las áreas asociativas de los lóbulos parietales y frontales (donde tienen lugar los procesos cognitivos claramente humanos). Si se acepta que son dos líneas evolutivas y un desarrollo ontogénico diferentes, no sería raro pensar en la existencia de diferencias neurofisiológicas en el funcionamiento cerebral de los dos grupos. Estos datos pueden justificar la idea de unas capacidades cognitivas parecidas, pero no iguales.   

Sin embargo, es una hipótesis que hay que comprobar, lo que sólo puede realizarse por medio de las manifestaciones culturales que el registro arqueológico nos ofrece, pues tal conducta sería la manifestación del desarrollo de las capacidades cognitivas de los humanos que la produjeron. En definitiva, la comparación conductual de las dos poblaciones sería la piedra angular de todo estudio sobre sus respectivas conductas, por lo que la forma de realizarla es fundamental.   

Todo parece indicar que hay diferencias (genéticas, evolutivas, anatómicas y neurológicas) suficientes como para justificar unas capacidades y conductas diferentes entre las dos poblaciones. Sin embargo, la comprobación arqueológica de tal diferencia es puesta en duda por muchos autores (D´Errico et al., 2003).   

En este punto es donde la subjetividad científica más ha actuado, pues desde siempre en el estudio de la conducta de los neandertales se han omitido aspectos metodológicos importantes en los análisis encaminados a demostrar que su conducta fue igual a la de los HAM. Así, se aprecia la falta de un método multidisciplinar que nos encauce el origen y desarrollo del simbolismo humano, así como el uso de una amplia muestra de la población en estudio, y no la limitación de unos pocos yacimientos.  

La investigación realizada en estos últimos 20 años en este aspecto ha aportado numerosos e importantes avances, cambiando varias veces de paradigma, lo que en la actualidad aún no se ha podido concretar. Iremos viendo en los sucesivos post todas las preguntas que de este texto puedan sacarse.


- BRUNER, E.; MANZI, G. y ARSUAGA, J. L. (2003): “Encephalization and allometric trajectories in the genus Homo: Evidence from the Neandertal and modern lineages”. Proceedins of the National Academy of Sciences of the United States of America. 100, (26); 15335-15340.
- D´ERRICO, F.; HENSHILWOOD, CH.; LAWSON G.; VANHAEREN, M.; TILLIER, A. M.; SURESSI, M.; BRESSON, F.; MAUREILLE, B.; NOWELL, A.; LAKARRA, J.; BACKWELL, L. y JULIEN. M. (2003): “Archaeological Evidence for the Emergence of Language, Symbolism, and Music–An Alternative Multidisciplinary Perspective”. Journal of World Prehistory 17 (1): 1-70.
- LALUEZA FOX, C. (2005): Genes del neandertal. Madrid. Síntesis.
- LIEBERMAN, D. E.; MCBRATNEY, B. M. y KROVITZ, G. (2002): “The evolution and development of cranial form in Homo sapiens”. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America, 99 (3): 1134-1139.
- RAMÍREZ ROÍZ, F. y BERMÚDEZ DE CASTRO, J. M. (2004): “Surprisingly rapid growth in Neanderthals”. Nature 428, 936-939.