La exposición de las dos teorías
generales sobre el inicio del Paleolítico superior realizado en la anterior
entrada (Tesis y antítesis) nos indica claramente que el problema dista mucho
de estar, no solo solucionado, sino adecuadamente encauzado. Sin embargo, tal
opinión no es compartida por los defensores de las dos teorías, los cuales
siguen exacerbando el valor de sus postulados y obviando los problemas que
generan.
La constante controversia lo único que ha
conseguido hasta ahora es una radicalización de las posturas, perdiendo toda la
flexibilidad teórica que siempre debe acompañar en estas tesis basadas en
fundamentos tan poco constatados. Por otro lado, es posible que los medios
arqueológicos utilizados se muestren impotentes para poder llegar a una
solución mínimamente consensuada, dificultando enormemente los nuevos intentos
teóricos y metodológicos que pudieran ayudar a salir de esta inercia
contextual. La razón de la persistencia de tal inercia teórica es la propia
radicalización del proceso, que rechaza cualquier propuesta que no justifique
sus posturas. Por todo habría que preguntarnos si realmente se quiere o se
necesita una síntesis del
problema.
El desarrollo de una nueva síntesis no
puede limitarse a un mero intento de quedar bien con las dos posturas, ni un
termino medio equilibrado y equidistante de la tesis y antítesis. Su fin
principal sería el poder adquirir un conocimiento, lo más objetivo
posible, de los procesos cognitivos y culturales que tuvieron las poblaciones
humanas de este complejo periodo. El resultado dependería de la
interpretación de los datos arqueológicos que poseemos por medio de una
metodología adecuada al problema con que nos enfrentamos. Ante la falta de
datos arqueológicos que poder usar, es necesario utilizar todas las
herramientas científicas que estén a nuestro alcance, así como de usarlas por
medio de un concepto interdisciplinario que, en su unión
y mutua dependencia teórica, refuerce los diversos postulados científicos que
cada una de las ciencias utilizadas posee. Por tanto, se trata de conseguir,
con los datos arqueológicos
existentes y con su interpretación por medio de una metodología interdisciplinaria, un modelo de desarrollo cognitivo y cultural que satisfaga todos
los problemas que la tesis y antítesis crearon. Este es el camino que voy a
seguir.
1 - Reformulación crítica de los
datos arqueológicos.
Es necesario volver a valorar los datos
arqueológicos lo más objetivamente posible, valorando especialmente los
aspectos temporales y espaciales de los cambios conductuales de las poblaciones
humanas que realizaron la transición paleolítica. Existen problemas arqueológicos estudiados pero no
resueltos:
- Respecto de los perjuicios valorativos sobre los HN en general
se ha avanzado mucho, pues creo que actualmente pocos pueden defender la
grotesca y bárbara imagen que se construyó en el siglo pasado sobre el
Neandertal. Queda el problema de la igualdad, similitud o importante
diferenciación de las facultades cognitivas que pueda existir entre los HAM y
los HN. Como la única manera de poder analizar este problema es a través de los
datos arqueológicos, tenemos que limitarnos a su estudio, sólo que utilizando
las formas de un método adecuado.
- En los problemas de datación y calibración del C-14
también se han conseguido logros importantes, pero el límite de la técnica se
sitúa precisamente en el inicio de este periodo transicional, lo que dificulta
la obtención de datos más precisos. Otros medios de datación con isótopos (series
de U/Th) se siguen utilizando y mejorando. Es el caso de las recientesdataciones de algunas pinturas del Cantábrico (Altamira, El castillo, etc.).
- Existe un problema, más
paleontológico que arqueológico, que sólo puede solucionarse con el logro de
nuevos datos en los yacimientos conocidos o en otros por descubrir. Me refiero
a la falta de una correlación entre los fósiles humanos (HAM y HN) con el
Auriñaciense arcaico. Existen ciertos restos óseos, principalmente dientes, en
algunos restos yacimientos, pero que no tienen la suficiente claridad como para
atribuir a una determinada población con seguridad. Pondré como ejemplo el
yacimiento de Bacho-Kiro. En este yacimiento tenemos el nivel 11
subdividido en cuatro subniveles (I, II, II y IV). Se conocen varias
dataciones, una por el método C-14 tradicional de 43.000 BP, y otras por C 14
AMS con fechas de 38.500 BP (n. 11-IV) y entre 37.600-34.800 BP (n. 11-II). El
subnivel más profundo (IV) se ha encontrado un fragmento del cuerpo mandibular
izquierdo con un molar de leche. Está asociado a al industria del lugar y
parece ser de un HAM, pero al existir otros restos en el nivel 6 (otro
fragmento mandibular, un fragmento de parietal y cuatro dientes aislados) puede
discutirse la correcta ubicación, o que pertenecen al Neandertal. No se ha
podido llegar a un consenso sobre su atribución a un concreto grupo humano.
- ¿Dónde se originó el Auriñaciense? Esta cuestión ha marcado el
problema desde el principio, pues por un lado las ideas difusionistas estaban
muy arraigadas cuando se elaboró la tesis de Out of Africa. Las
culturas se originaban y desarrollaban en un área determinada, y desde allí se
expandían. El problema es que no se ha encontrado ningún lugar que cumpla estas
características. Se creía que el Auriñaciense llegó a Europa con un importante
desarrollo tecnológico y simbólico, avanzando por la costa mediterránea y el
corredor del Danubio, dejando como muestra los antiguos yacimientos atribuidos
al Auriñaciense más antiguo, inicial o arcaico. Existen multitud de teorías
sobre tal origen, pero todas tienen un enfoque muy local o regional con escasa
visión generalizada de la
Europa del momento. Tenemos diversos lugares a los que se les
atribuye la posibilidad de asentar tal fenómeno cultural:
+ En el Próximo Oriente, donde
clásicamente se encontraron las llamadas tecnologías
de transición en Boker Tachtit y Ksar Akil, junto a los restos de los HAM
de Skhul y Qafzeh, que por su situación representan un posible testimonio de la
expansión de los mismos desde África hacia Europa (Bar-Yosef, 1996; Stringer y
Gamble, 1993).
+ En Anatolia, lugar poco explorado
pero con un posible e importante peso específico al ser un gran territorio con
grandes posibilidades y estar, igualmente que el anterior, en una zona
intermedia que sirve como puente natural entre Europa y África, por lo que
debió de ser al menos lugar de tránsito de los HAM (Otte, 1998).
+ Los Balcanes y sudeste de Europa,
lugar donde se han encontrado los primeros indicios del Auriñaciense con fechas
más antiguas en la cueva de Bacho Kiro (Kozlowski, 1988).
+ Al este de Europa en zonas
esteparias de Asia central, desde donde pudo extenderse al continente europeo
(Otte, 1996).
+ En centroeuropa (Allsworth-Jones,
1986, 1990; Otte, 1990).
+ Italia (Broglio, 1993; Gioia, 1990;
Mussi, 1990).
+ Oeste europeo (Rigaud, 1993).
+ Norte de España (Bischoff et al. 1989).
Ninguno de estos lugares, en función
de sus datos cronológicos y arqueológicos, puede explicar satisfactoriamente la
rápida expansión que parece ser tuvo lugar a en Europa, ni las particularidades
técnicas que hacen pensar en una atribución cultural de origen local. Según las
indicaciones de la antítesis, los yacimientos anteriores al 36.000 BP se pueden
atribuir al HN, lo que genera un gran problema. También indican que en esa
fecha los HAM aparecieron en Europa con un Auriñaciense ya muy elaborado,
desconociendo totalmente el lugar y la forma de su origen y desarrollo. Se
facilita un continuum cultural a los HN, pero se difumina o se
ignora el correspondiente a los HAM.
- Presencia de cierta relación tipológica de
la primera industria Auriñaciense con el Musteriense. Si el Auriñaciense vino
ya formado de donde sea, toda relación tipológica y tecnológica con el
Musteriense dificultaría esta teoría, apoyando más la de una evolución local o
regional. Se pasa por alto, en el intento de un difusionismo a ultranza, que
todas las culturas del inicio del Paleolítico superior (Uluzziense,
Chatelperroniense, Auriñaciense, etc.) son productos culturales que han partido
de un Musteriense, ya sea en Europa o en el oeste de Asia. En los primeros
momentos del continuum cultural de cada cultura es obligatorio
que se mantengan ciertas formas relacionadas con el Musteriense, como así se ve
en todos los yacimientos de este periodo.
-
Difícil articulación arqueológica sobre la autoría de los HN de los yacimientos
con tecnología del Auriñaciense de transición o arcaico. El comienzo de una
tecnología laminar y ósea repartida por toda Europa, sin antecedentes
tecnológicos previos (salvo en el oeste de Asia: Baradostiense),
que está rodeada de un Musteriense o industrias derivadas de él
(Chatelperroniense, Uluzziense) que tienen unas expansiones geográficas muy
limitadas, y que por causas no conocidas se continúan con el Auriñaciense de
los HAM, es una teoría muy forzada desde el punto de vista arqueológico. Tal
formulación teórica supone una irregularidad única dentro de un contexto de
desarrollo cultural de los HN. Los neandertales tienen un modelo en Europa de
evolución cultural de gran homogeneidad, caracterizado por un desarrollo muy
local, aspecto de mosaico cultural, y siempre a partir del Musteriense local,
lo que contradice las características de los asentamientos auriñacienses
arcaicos (sobre niveles estériles, sin Musteriense más antiguo, etc.).
- Gran limitación (temporal y
geográfica) de los adornos y tecnología ósea del Chatelperroniense y
Uluzziense. Sólo algunos HM (clara minoría) desarrollaron conductas simbólicas
relacionadas con los adornos. El
problema aparece cuando se generaliza una excepción conductual de una minoría
de neandertales.
- La amplia crítica de los antiguos yacimientos
correspondientes a los HAM plantea ciertas dudas sobre la objetividad de su realización, pues tal revisión está
realizada sobre los antiguos registros documentales, y no sobre nuevas
excavaciones o estudios en el yacimiento. Son pues nuevas interpretaciones basadas en el criterio de
sus realizadores. No cabe duda de que pueden tener cierta razón en sus
afirmaciones, pero la crítica es demasiado generalizada y muchas veces basada
en opiniones, posiblemente ciertas, pero no demostradas, lo que suscita
opiniones contrarias entre los excavadores actuales de tales yacimientos, o
entre los autores opuestos a esta teoría.
- Mientras se critica a todos los yacimientos que se
oponen al inicio independiente del Chatelperroniense (en su más amplia
concepción: tecnológica y simbólica), se omiten las mismas críticas en los
yacimientos correspondientes al Chatelperroniense. Pues no hay que olvidar que
también son muy antiguas (sino son más antiguas aún), por lo que la metodología
empleada en la realización de sus respectivos registros arqueológicos (base del
estudio) no es muy adecuada según los criterios actuales. En todos los
yacimientos hay que valorar los mismos problemas estratigráficos de
contaminación de materiales, de datación y tafonómicos. Así, diversos autores
(Mellars, 1999; Rigaud, 1996) indican muchos de los yacimientos del
Chatelperroniense se sitúan encima de estratos correspondientes al Musteriense,
siendo frecuentemente contaminados los niveles superiores (Chatelperroniense)
por materiales provenientes de estratos inferiores (Musterienses).
2 – Criticas desde la Arqueología cognitiva.
El problema tiene unos componentes
psicobiológicos muy importantes (capacidades cognitivas, simbolismo, lenguaje,
relaciones sociales, etc.), los cuales se escapan en su estudio de los medios
tradicionales de la
Arqueología. Habría que valorar la inclusión en el debate de
nuevos métodos de interpretación de la conducta humana directamente
relacionados con sus formas de origen y desarrollo. Me refiero a la Arqueología cognitiva
(orientación psicobiológica) que utiliza de forma interdisciplinaria las
ciencias que están directamente relacionadas con el estudio de la conducta
humana (Psicología, Neurología, Biología evolutiva, Ciencias sociales,
Lingüística, etc.). Bajo esta perspectiva tenemos diversas críticas.
- La consideración de que las dos poblaciones tuvieron
unas capacidades cognitivas muy parecidas, incluso casi iguales, no está
estudiado desde un punto de vista evolutivo y psicobiológico. Se olvida un
axioma evolutivo: Nunca
evoluciones independientes han producido los mismos resultados evolutivos.
Lo que podría aplicarse a los HN y HAM. Igualmente,
se conocen diferencias corporales y neuroanatómicas (Bruner, 2003)
que pueden indicar diferenciación cognitiva.
- Hay que establecer el continuun cultural y
cognitivo de las dos poblaciones, pues, aunque éste sea heterogéneo
en el tiempo y espacio geográfico, debe existir cierto lazo de unión en
los diferentes niveles de la evolución cultural y conductual de cada población.
Sobre todo cuando hablamos de épocas en las que periodos de tiempo
relativamente cortos se producen numerosos cambios, como es el caso de la
transición europea.
- Se hace necesario considerar al Chatelperroniense (como
a todas las culturas humanas) como procesos culturales que necesitan de ciertas
características medioambientales, como son los cambios demográficos y
logísticos que produzcan una motivación cognitiva para su realización. Así,
puede existir un inicio de un independiente Chatelperroniense tecnológico, pero
no otras formas de matiz simbólico hasta periodos más recientes y con
motivaciones diferentes. Se hace imprescindible el profundizar en los aspectos
simbólicos del Chatelperroniense.
- La
desaparición de los HN en un dato arqueológico y paleoantropológico de primera
magnitud, pues su significado aporta importantes evidencias sobre lo acontecido
en este periodo. Sin embargo, con el amparo de que no se conocen las causas que
lo motivaron, los seguidores de la antítesis simplemente lo olvidan y lo
apartan del estudio del inicio del Paleolítico superior. Si las capacidades
cognitivas de las dos poblaciones hubieran sido exactamente las mismas, las
únicas causas (ajenas a cualquier tipo de diferenciación cognitiva racional o
emocional) que podrían justificar esta desaparición serían la guerra y
genocidio (sin ningún dato arqueológico en los milenios que convivieron), y la
transmisión de alguna enfermedad que el sistema inmunitario de los HN no pudo
superar, lo que es difícil de creer, pues un proceso de esa naturaleza hubiera
acabado con todos los HN mucho antes y no tras varios milenios de cercana
convivencia. Una tercera causa sería la hibridación completa de las dos
poblaciones, pero los estudios de ADN de los HN sólo indican (hasta el día de
hoy) un pequeño cruce en el PO durante el Musteriense.
Si dos
poblaciones conviven en el mismo medio ambiente y una desaparece, sólo podemos
afirmar que la capacidad global de adaptación y de supervivencia de la que
desapareció era inferior a la que tenía la que sobrevivió. Esta norma siempre
se ha aplicado a todos los seres vivos como la selección natural de la
teoría evolutiva. En este contexto, más que olvidarnos del asunto, hay
que indagar en qué eran diferentes las dos poblaciones. Siempre se ha hablado
de capacidades cognitivas en referencia a la inteligencia, como
si el que desapareció fuera simplemente tonto. Tal
aseveración es más pueril que científica, pues las capacidades cognitivas,
tanto racionales como emocionales, tienen infinidad de estados intermedios, y
lo que se discute no es la ausencia de una u otra capacidad, sino la
manifestación global de todas ellas en los intentos de sobrevivir en las
condiciones ambientales del periodo transicional. Lo cierto es que con
anterioridad y con condiciones climáticas parecidas los HN los pudieron
superar, pero algo les impidió volver a realizar esta superación cuando los HAM
estaban presentes en el mismo medio, y aún así se tardó varios milenios en
llegar a su desaparición total. Más que ignorar el problema hay que estudiarlo
con criterios más objetivos que los usados hasta ahora.
- El desarrollo
cognitivo que favorece las conductas simbólicas siempre se encuentra en
lugares con una importante relación social y un desarrollo tecnológico (laminar
y óseo con tecnología del PS) consecuencia del aumento de la reflexividad
y flexibilidad conductual alcanzada por las características
medioambientales desarrolladas.
3 – Elaboración de la síntesis. Modelo de desarrollo cognitivo y cultural.
Hay que intentar establecer un modelo
general sobre tal cambio, que pueda solucionar los problemas que las dos
teorías (tesis y antítesis) produjeron:
I - Superar definitivamente los perjuicios valorativos de
los HN,
estudiando las posibles diferencias cognitivas (racionales y/o emocionales) que
puedan existir entre las dos poblaciones. Se realizarán analizando sus
conductas conocidas con los criterios de representación estadística de los
avances culturales y simbólicos en Europa, uso exclusivo de los datos
arqueológicos conocidos y análisis por medio de métodos interdisciplinarios
adecuados (Arqueología cognitiva). Como es
fácil de comprender el desarrollo de este problema escapa en magnitud y
complejidad a los medios de un blog. No obstante, remito a los interesados a un
trabajo publicado en la
Revista Portuguesa de Arqueología (2008) y que puede ver por
Internet. Sin embargo, para una somera comprensión del problema indicaré en los
siguientes apartados los aspectos más relevantes del mismo.
II - Estudio comparativo del simbolismo de los HN y HAM de
la transición paleolítica. Ya se vio como los elementos simbólicos de los HN estaban
muy restringidos geográficamente, pues los adornos sólo aparecen en seis
yacimientos franceses: Cauna de Belvis, Grotte du Renne Châtelperron, Roc de
Combe, Roche-au-Loup y Roche de Quinçay (D´Errico et al. 1998). Hay
que valorar un uso intensivo del ocre que suele cubrir de color todo el hábitat
donde se encuentra, mientras que en el Musteriense se encuentra de una forma
mucho más aislada (Baffier, 1999). En muchos de sus yacimientos
no se encuentran algunas de sus producciones líticas, o lo están en muy escasa
proporción, dando aspecto de cierta pobreza tecnológica (Gamble, 2001). Este
fenómeno donde más se aprecia es en la Península Ibérica ,
pues en la mayoría de sus yacimientos falta una tecnología laminar y ósea, lo
que permite intuir la existencia de un Musteriense con puntas de
Chatelperron más que de un pleno Chatelperroniense (Maroto et al.
2005). Pudiera ser que no hay que considerar al área arqueológica del
Chatelperroniense como una verdadera extensión territorial de hábitat, sino
sólo como una extensión de su potencial de abastecimiento (Gamble, 2001), o de
influencia de los chatelperronienses a otros musterienses con menor desarrollo
cognitivo y cercanos geográficamente. Incluso de influencia o relación con los
HAM del inicio del Auriñaciense arcaico, lo que parece intuirse en la Península Ibérica
con la presencia de puntas de chatelperron en yacimientos considerados como
Auriñacienses (L´Arbreda, Reclau Viver y El Castillo). El Uluzziense se
conceptúa como una conducta moderna, aunque de forma más limitada. Se conoce el
uso de la tecnología laminar con microlitos, y una incipiente utilización del
hueso como materia prima. Se han encontrado conchas perforadas y colorantes
amarillo (limonita) y rojo (ocre) en la cueva de Cavallo (D´Errico et
al. 1998).
La escasa representación de adornos y de tecnología ósea
no puede ser una característica cultural de todos los chatelperronienses y, por
extensión, de los neandertales en general, pues su representatividad
estadística en el total de su población en este periodo es muy limitada. Su
existencia es más una rareza que una generalidad, y como tal debe ser entendida
y estudiada, al menos hasta que nuevos descubrimientos indiquen otra cosa. Sin
embargo, algunos neandertales si fueron capaces de elaborar, con tecnología
propia, tales adornos y útiles óseos. Ambos procesos, la creación de estos
objetos por parte de algunos neandertales y su ausencia en la mayoría de los yacimientos
chatelperronienses y en todos los demás atribuidos al Neandertal, deben ser
explicados. Estas escasas manifestaciones de simbolismo moderno indican que el
Chatelperroniense y Uluzziense son unas culturas del Paleolítico Superior en el
sentido cronológico y tecnológico (con su industria lítica). Sólo en algunos
núcleos se presentaron las características simbólicas del Paleolítico Superior,
posiblemente debido a la proximidad de poblaciones modernas, dándose en ambos
sentidos las condiciones necesarias para tal desarrollo (Rivera, 2008).
III - Establecer el origen (formas y causas) del
Auriñaciense. Tradicionalmente, a todas las culturas europeas
transicionales que no estuvieran relacionadas con el Auriñaciense se les ha
atribuido a los neandertales. La ausencia de fósiles asociados a las mismas
dificulta la elaboración de teorías opuestas. Además, el concepto de que los
HAM entraron en Europa portando un Auriñaciense más o menos elaborado, impide
asociar a esta población otro tipo de culturas. El concepto de la llegada a
nuestro continente de poblaciones modernas portadoras de una tecnología
laminar, pero sin la elaboración simbólica o tipológica propia del
Auriñaciense, abre el debate sobre la posibilidad de que algunas culturas del
este de Europa pudieran ser originadas por los HAM. Es el caso de aquellas que
tienen gran semejanza tecnológica con las industrias del Próximo Oriente
(levallois laminar), y tienen un carácter intrusivo respecto de las demás
culturas de la zona como el Bohuniciense (Marks, 1983; Svoboda, 1986, 2002;
Svoboda et al. 1996; Kuhn et al.
1999; Bar-Yosef, 2006; Mellars, 2006) o tengan elementos suficientes
(Bachokiriense) como para compararlas con el llamado Auriñaciense de losZagros o Baradostiense, (Kozlowski y Otte, 2000; Harrold y Otte, 2001; Olszewski y Dibble,
2006). Estas poblaciones, por motivos desconocidos (posiblemente de carácter
demográfico, climático y de supervivencia), emigraron al este de Europa, donde
llegaron con una tecnología que podemos definir como Paleolítico Superior Inicial (IUP), con un sentido más
tecnológico que simbólico. El problema es la falta de conexión geográfica, y la
correlación paleoantropológica.
IV - Realizar el continuum cultural de los HN y HAM. Con la llegada de los HAM se produciría una interacción poblacional
con los HN, provocando nuevos problemas sociales, logísticos y demográficos.
Estos, acrecentados por las características climáticas del momento, forzaron la
creación de nuevas conductas más complejas y adaptativas (reflexividad y
flexibilidad conductual). Ambos grupos pudieron desarrollar diversos tipos de
conductas simbólicas de forma simultánea (Auriñaciense arcaico,
Chatelperroniense y Uluzziense), aunque con características y grado de
desarrollo diferentes. Serían el reflejo conductual de su respectivo desarrollo
cognitivo, facilitado y limitado a sus propias capacidades psicobiológicas. Así
pues, lo más llamativo fue la existencia simultánea de conductas con diferente
grado de desarrollo cognitivo: sin simbolismo (Musteriense tardío, Musteriense
con puntas de Chatelperron sin tecnología laminar) y con simbolismo
(Chatelperroniense clásico, Auriñaciense arcaico con puntas de Chatelperron y
abundantes elementos de sustrato, Auriñaciense arcaico sin elementos
musterienses, Fumariense, etc.). Hay que destacar que los dos modelos de
desarrollo cognitivo y conductual tuvieron lugar prácticamente en un mismo
periodo de tiempo, (Maroto et al. .2005), posiblemente de carácter
independiente el tecnológico y más relacionado con las poblaciones el simbólico
(Rivera, 2008). Esta compleja producción, junto con el estancamiento cultural
de otros grupos de neandertales, es causa del típico aspecto de mosaico
(Straus, 2005).
Sobre
cual pudo ser la primera cultura en iniciar el camino de la modernidad, la controversia parece que va
continuar, por lo menos hasta que no se consigan cronologías más exactas y una
correlación antropológica bien establecida. No obstante, si hay que indicar la
prioridad de alguna, es necesario realizar un detallado análisis de las características
de todo el proceso de desarrollo cultural. Primero, los antecedentes culturales
de los HAM en África (McBrearty y Brooks, 2000; D´Errico, 2003; Mellars, 2005),
donde aparecen algunas de las características de la conducta moderna con
anterioridad al Paleolítico superior europeo y, desde luego, con mayor
complejidad que en los antecedentes de los neandertales en el Paleolítico medio.
Además, el registro arqueológico europeo es mucho más intensivo y extensivo que
el africano, lo que confirma con mayor exactitud esta diferencia conductual.
Segundo, el inicio y desarrollo cultural de los HAM ofrece una generalizada
reflexividad y flexibilidad conductual. Mientras que los neandertales ofrecen
una mayor diversidad cultural pero con diferente nivel simbólico, dando la
impresión de cierta fragmentación social y cultural, así como una importante
desigualdad de su desarrollo cognitivo. Tercero, su propia evolución temporal
con la desaparición del neandertal y de todas las culturas que se le atribuyen,
indica una menor capacidad de adaptación a la nueva situación demográfica,
social y ambiental de este periodo, siendo aprovechado por los HAM para su
supervivencia y expansión.
V -
Elaborar un modelo sobre la desaparición de los HN. Conocemos la existencia de una diferencia anatómica,
neurológica y cognitiva entre las dos poblaciones, que otorgan a los
neandertales unas menores capacidades cognitivas (funciones ejecutivas social y
simbólica, creatividad y motivacional). Teniendo en cuenta la interconexión
funcional de todas las capacidades cognitivas, el resultado sería, en
comparación con los humanos modernos, una manifestación cultural marcada por la
disminución de su flexibilidad conductual, lo que supone una menor capacidad
de adaptabilidad (creación de nuevas técnicas, mejores relaciones sociales,
migración a otros lugares mejores conocidos, etc.), junto con una menor rapidez
en la respuesta a los cambios climáticos, sociales y demográficos del
inicio del Paleolítico superior. Durante este periodo el clima ofrece
unos cambios importantes y peculiares, tanto por la oscilación en el cambio de
temperatura como por la rapidez en su ritmo de alternancia, como puede verse en
los registros de los núcleos de hielo de Groenlandia (GISP2, GRIP). Hemos visto
que los aspectos sociales de los grupos de neandertales presentaban una
menor complejidad y estructuración, así como cierto aislamiento cultural y
geográfico. La consecuente fragmentación social, con grupos más pequeños y
aislados social y geográficamente, produce una menor viabilidad demográfica,
al disminuir su capacidad de reproducción por el aislamiento y aumento de las
dificultades de supervivencia (Mellars, 1998). Al elevar la mortalidad infantil
y disminuir su longevidad, en unos milenios se limitaría su permanencia
demográfica. El aumento de la tasa de mortalidad infantil de tan sólo un 2%,
justificaría su extinción en unos 1000 años (Zubrow, 1989).
Se produce un gradual y continuo aumento de la población
de los humanos anatómicamente modernos, con el consiguiente aumento de
competición entre las dos poblaciones sobre la ocupación y explotación de las
zonas con intereses económicos (Stringer y Gamble, 1996). La causa de la mayor
capacidad competitiva de los humanos modernos, se basa en la creación de una
tecnología más compleja, así como de la posesión de modelos más estructurados
de organización social y de comunicación, confiriendo a sus poseedores una
eficacia adaptativa mucho mayor. Esto produce una inevitable situación de
competición con los neandertales, cuyo resultado pudo ser una gradual
contracción de sus poblaciones a zonas más limitadas en todo el continente
(Gamble, 2001; Mellars, 1998). En definitiva, la presión ambiental, tanto
climática como la que representaba la presencia de un nuevo y diferente grupo
humano (competencia logística y geográfica), junto con sus propias
características cognitivas (menor reflexividad y flexibilidad conductual con la
consecuente limitación social, cultural y demográfica), serían los motivos que,
tras el largo periodo de convivencia, les llevaría a su desaparición en Europa.
VI – Conclusiones. Todas las consideraciones que he realizado a lo largo de
este spot y del anterior constituyen una síntesis sobre los procesos acaecidos
en el inicio del Paleolítico superior en Europa por las poblaciones que en ella
habitaban (HA y HAM). Sin embargo, quiero dejar claro que tales ideas deben
manejarse con el cuidado y precaución que este tipo de estudios requieren. El
conjunto de sus contenidos constituyen una nueva tesis, y las contradicciones
o problemas que vayan apareciendo configurarán otra antítesis, que con el
tiempo se remodelará con otra síntesis. Y es, dentro de este
proceso dinámico a lo largo del tiempo, como debe de ser entendida, aceptada y,
si es necesario, modificada. Aunque las modificaciones corren a cargo de todos
los interesados en estos temas, y no sólo de los que tradicionalmente escriben
sobre ellos, pues muchas veces en la defensa de sus creencias se peca de una
subjetividad inconsciente pero real.
La bibliografía se encuentra en
los artículos míos con referencia en Internet. Sólo indico los más
trascendentes para la comprensión del texto.
*
Bruner, E.; Manzi, G. y Arsuaga, J. L. (2003): Encephalization and allometric
trajectories in the genus Homo:
Evidence from the Neandertal and modern lineages. PNAS. 100
(26): 15335-15340.
* Cabrera, V.; Maillo, J. M.; Lloret, M. y Bernaldo de
Quirós, F. (2001): “La transitión vers le Paléolithique supérieur dans la
grutte du Castillo (Cantabrie, Espagne): la couche 18” . L´Anthropologie
105: 505-532.
*
D'Errico, F.; Zilhao, J.; Julien, M.; Baffier, D. y Pelegrin, J. (1998):
“Neanderthal acculturation in western Europe? A critical review of the evidence
and its interpretation”. Current Anthropology, 39 (supl.): 1-44.
* Lévêque, F. (1993): Les données du gisement de Saint
Césaire et la transition Paléolithique moyen/supérieur en Poitou-Charentes. En
Cabrera (Edit): El origen del hombre moderno en el suroeste de Europa. UNED.
Madrid .
* Maroto,
J.; Vaquero, M.; Arrizabalaga, A.; Baena, J.; Carrión, E.; Jordá, J. F.; Martinón,
M.; Menéndez, M.; Montes, R. y Rosell, J. (2005): Problemática cronológica del
final del Paleolítico Medio en el Norte Peninsular. Neandertales
cantábricos. Estado de la
Cuestión. El Paleolítico Medio cantábrico: hacia una revisión
actualizada de su problemática Museo de Altamira. Monografías, 20: 101-114. Santander .
* Mellars,
P. A. (1999): “The Neanderthal problem continued”. Current Anthropology 40 (3):
341-50.
* Rigaud, J-P. (1996): «L’émergence du Paléolitique
supérieur en Europe occidentale. Le rôle du Castelperronien ». En
O. Bar-Yoseph, L. Cavalli-Sforza, R. March y M. Piperno (Eds.), The Lower and
Middle Palaeolithic. Forli,
ABACO, p 219-223.
* Straus, L. G. (2005) - A
mosaic of change: the Middle–Upper Palaeolithic transition as viewed from New Mexico and Iberia . Quaternary
International. Oxford .
137: 1, p. 47-67.
* Stringer, C. y Gamble, C. (1993): En busca de los
Neandertales. Ed. Crítica.
Barcelona .
* Zilhao, J. y D'Errico,
F. (1999): “The chronology and taphonomy of the earliest Aurignacian and its
implications for the understanding of Neandertal extintion”. Journal of World Prehistory.
No hay comentarios:
Publicar un comentario