Frederick L. Coolidge |
El Profesor da clases de psicología en la
Universidad de Colorado en Colorado Springs, donde se ha dedicado en especial a
la investigación en genética del comportamiento, los trastornos de
personalidad, y la paleopsicología. Esta última en colaboración con su compañero
de universidad el arqueólogo Thomas Wynn, pues ambos han formado un equipo
interdisciplinar (arqueología y psicología) con el propósito de estudiar el
origen y desarrollo de la conducta moderna en el Paleolítico. En este sentido,
su trabajo se ha centrado en la aplicación del modelo de la memoria de trabajo
de Baddeley e Hitch a la conducta del Homo sapiens
en el Paleolítico. Recientemente, este equipo se ha dedicado a estudiar la
capacidad humana de la numerosidad o procesos de recuento (dedos, cuentas, señales
incisivas, etc.) como posible inicio de las abstracciones en el pasado.
Entrevista que
realicé para el blog “La Nueva Ilustración Evolucionista” (30/11/2013)
1.-
Los retos de la Arqueología cognitiva han sido siempre metodológicos ¿qué
caminos metodológicos cree que hay que seguir para el desarrollo de la
Arqueología cognitiva?
Desde mi punto
de vista, y sin tener una formación explícita en antropología y arqueología, me
asombro constantemente de la falta de formación de los estudiantes de estas
disciplinas en análisis estadísticos básicos y en técnicas avanzadas de
estadística multivariante. Por lo tanto, ¿qué vías metodológicas creo yo que deberían seguirse en el
desarrollo de la arqueología cognitiva? Pues técnicas estadísticas,
especialmente métodos estadísticos avanzados. Por ejemplo, uno de los métodos
antropológicos estándar actualmente (y muy importante) son los estudios
comparativos. ¡Imaginad la gran medida en la que la estadística puede informar
nuestro razonamiento y decisiones! Encontramos un pequeño cráneo (400cc). Se
data en alrededor de 18.000 años. ¿Ha ocurrido un proceso evolucionista tipo
pigmeo, ya que fue encontrado en una isla relativamente pequeña, o es un cráneo
anormal (microcefálico)? Dean Falk y sus colegas, por medio de una técnica
estadística multivariante como análisis principal de componentes, fueron
capaces de medir una variedad de endocráneos de homínidos y deducir tres
componentes estadísticos independientes, pero críticos. Falk y cols. fueron
entonces capaces de determinar que estos tres componentes se podían diferenciar
estadísticamente entre los cráneos, y que el Homo floresiensis no era un
ejemplo de microcefalia, y que tampoco era una versión en miniatura de Homo
sapiens u Homo erectus. Sin embargo, el cráneo de Homo
floresiensis lo situaba más cerca del Homo erectus que del Homo
sapiens. Creo que este es un ejemplo del poder que las modernas técnicas
estadísticas tienen para el desarrollo metodológico de la arqueología
cognitiva.
2.-
Su trabajo junto a Wynn se fundamenta en la coordinación de dos disciplinas
(Arqueología y Psicología). Puesto que existen más disciplinas relacionadas con
la conducta humana (Paleoantropología, Neurología, Biología evolutiva,
Sociología, Lingüística, etc.) ¿No se lograría mejores resultados si se lograse
un estudio interdisciplinar con todas ellas?
¡Totalmente!
Como ha señalado el profesor Wynn previamente, los arqueólogos se olvidaron de
sumergirse en las ciencias cognitivas, y sus especulaciones subsiguientes acerca
de los cerebros prehistóricos y sus mentes estaban totalmente indocumentadas, o
muy mal informadas, y casi nunca aportaban ningún valor para las ciencias
cognitivas. El arqueólogo Francesco d´Errico señaló hace una década que la
antropología debería apoyarse en sí misma para responder sus propias preguntas
y que la disciplina no debería requerir ayuda de otras disciplinas. Por
supuesto, esta posición está ahora totalmente anticuada. Todos hemos encontrado
el tremendo valor de la investigación multidisciplinar en arqueología y
antropología, especialmente de las disciplinas de la neurología (estructuras
del cerebro), neuropsicología (estructuras y funciones del cerebro), genética y
epigenética, y estadística multivariante, entre otras.
3.-
Asume que las funciones ejecutivas estaban promovidas por la memoria de
trabajo. Pero ¿por el limitado conocimiento que de ellas tenemos, no sería
mejor hablar de las funciones ejecutivas como un todo, que indicar que la
última en evolucionar fue la memoria de trabajo solo por que es necesaria para
el funcionamiento de las demás?
¡De ninguna
manera! Tenemos un conocimiento amplio y creciente de las funciones ejecutivas
conductualmente y anatómicamente. Aunque es cierto que persiste un debate
científico acerca de la naturaleza específica de las funciones ejecutivas, esto
no quiere decir que tengamos un conocimiento limitado de ellas o que no pueden
ser anatómica, fisiológica o conductualmente investigadas. Por ejemplo, un
revisor de uno de mis artículos hace casi 20 años escribió: Las funciones
ejecutivas son COGNITIVAS (sic), porque yo daba a entender en mi
artículo que había decisiones emocionales y sociales que se apoyaban en las
funciones ejecutivas tradicionales, y el revisor creía erróneamente que no
existen decisiones sociales o emocionales que se basen en las funciones
ejecutivas. Desde al menos 2003, quedó firmemente demostrado que las funciones
ejecutivas podían ser anatómicamente diferenciadas en al menos dos regiones
cerebrales distintas: el córtex prefrontal dorsolateral y el córtex prefrontal
ventromedial. El primero implica todas las funciones ejecutivas clásicas como
cambio de tarea, planificación y organización. El segundo involucra las
decisiones que tienen un contexto social o emocional. Además, las dos regiones
están interconectadas entre ellas, pero también con diferentes áreas del
cerebro: el córtex prefrontal dorsolateral recibe proyecciones neurales desde
las regiones primarias motoras y sensitivas, y los lóbulos parietales, mientras
que el córtex prefrontal ventromedial está altamente conectado con el sistema
límbico.
Además, sin
lugar a dudas hay confusión con respecto a las relaciones de la memoria de
trabajo con las funciones ejecutivas. El concepto de memoria de trabajo, tal
vez, está rodeado de mayor confusión. A menos que uno se refiera al concepto
multicomponente de Baddeley de memoria de trabajo, no hay una única definición
aceptada de memoria de trabajo. La memoria de trabajo ha sido definida como la
capacidad de mantener en la mente una tarea a pesar de una interferencia, pero
no está universalmente aceptado, por lo que sí leo un artículo que contiene la
frase memoria de trabajo, y no están usando la definición
multicomponente de Baddeley, debo leerlo cuidadosamente para determinar la
definición operativa de memoria de trabajo de los autores. Por contra, si un
estudio usa el concepto de Baddeley de memoria de trabajo, entonces la relación
entre las funciones ejecutivas y la memoria de trabajo está más clara. En la
definición de Baddeley, a las funciones ejecutivas se las denomina el
ejecutivo central, y el ejecutivo central tiene todos los procesos
cognitivos aceptados implicados en las definiciones clásicas de funciones
ejecutivas: planificación, organización, estrategias, inhibición, cambio de
tarea, etc. Así, tiene poco
sentido decir “la memoria de trabajo fue la última en evolucionar…porque es
necesaria para el funcionamiento del resto”. Obviamente, “memoria de trabajo”
en este sentido, no se refiere al concepto multicomponente de Baddeley, y en
cualquier caso, no tiene ningún sentido decir que la “memoria de trabajo”
evolucionó la última. Seamos claros acerca de nuestra hipótesis (Coolidge y
Wynn). Los primates de hace 40 millones de años tenían funciones ejecutivas
como parte de su memoria de trabajo. Hace 3 millones de años el Australopithecus
afarensis tenía funciones ejecutivas como parte de su memoria de trabajo y
hace solo 250.000 años los Neandertales tenían funciones ejecutivas como parte
de su memoria de trabajo. Quizás alrededor de hace unos 100.000 años, un suceso
genético favorable pudo haber reforzado las funciones ejecutivas del Homo
sapiens que, podríamos decir, expandió la capacidad de la memoria de
trabajo. De esta manera, el Homo sapiens fue capaz de superar a los
Neandertales, aunque competían en ambientes similares. Nosotros (Coolidge y
Wynn) hemos etiquetado el resultado de este suceso favorable como memoria de
trabajo reforzada. Sin embargo, nunca hemos establecido cuál es la
naturaleza exacta de ese reforzamiento, ni tampoco en qué componente del modelo
de Baddeley ocurrió, aunque hemos propuesto algunos culpables, p. e., una
capacidad de almacenamiento fonológico aumentada.
4.-
Está claro que la existencia de unas funciones ejecutivas en general y de la
memoria de trabajo en particular son requisitos necesarios para la conducta
moderna. Pero ¿son requisitos autosuficientes para el desarrollo de la conducta
moderna; o a pesar de su existencia requerirían un tiempo en el que la sociedad
pueda ir elaborando una cultura con datos e información que poder manejar?
Antropólogos
como Steven Kuhn y Mary Stiner postularon que podría haber habido una división
del trabajo económico por sexo y edad en el Homo sapiens al menos hace
30.000 años, mientras que los Neandertales tal vez no tuvieron esa división.
Ellos propusieron que no había necesidad de invocar explicaciones biológicas
porque las razones culturales podrían explicar esas diferencias. Sin embargo,
nosotros pensamos que están equivocados: ¿por qué no podrían las diferencias
biológicas de las estructuras cerebrales (que sabemos que son diferentes en
Neandertales y Homo sapiens) ocasionar diferencias cognitivas? Podríamos
expresar esto de manera más firme: la biología pone límites a la cultura. Las
enormes diferencias conductuales entre chimpancés y Homo sapiens no son
debidas solamente a diferencias culturales. De hecho, como ha sido demostrado
muchas veces, chimpancés criados como humanos no adquieren lenguaje, no son
capaces de escribir y no producen periódicos y películas. También está claro en
menor medida que la cultura puede alterar la biología, ya que chimpancés
criados por humanos no se comportan como chimpancés salvajes.
5.-
En la entrevista al Prof. Wynn nos indicaba que no se han centrado mucho en los
posibles mecanismos evolutivos. El desfase temporal entre la aparición del Homo
sapiens y las primeras manifestaciones de conductas modernas ¿No puede
explicarse mejor con las formas evolutivas de las Heterocronías (Equilibrios
puntuados de Gould) y la posterior necesidad de crear una cultura que poder
manejar, que con una evolución lenta y guiada por la selección natural?
Yo estoy a favor
de una combinación de los dos mecanismos evolutivos. Parece que la evolución se
ha caracterizado por largos y graduales cambios lentos en la conducta. Y creo
que la evolución más reciente del Homo sapiens (los últimos 200.000
años) ha sido mucho más rápida y muy espectacular (es decir, equilibrio
puntuado de Gould).
6.-
Los mecanismos de co-evolución existen con cierta frecuencia en la evolución de
nuestro género. Esto podría indicar que algunas de las funciones que conocemos
en la actualidad en determinadas áreas corticales no evolucionaron para ello,
apareciendo posteriormente (exaptación y/o emergencia). ¿Opina que es posible
que algunas de las características cognitivas modernas (p.e. lenguaje,
abstracción y autoconciencia) pudieron ser emergencias cognitivas que
aparecieron después del logro evolutivo de las funciones ejecutivas, aunque en
menor grado de desarrollo estuvieran presentes con anterioridad?
Soy partidario
de la idea de que había procesos operativos cognitivos salvajes hace
cientos de miles de años (y más recientemente), que hicieron que algunos
procesos cognitivos modernos fueran intuitivos y prepotentes. Por ejemplo, creo
que la numerosidad (la apreciación básica de los números), que se ha demostrado
en niños pequeños y monos, puede haber sido la base del pensamiento abstracto.
Como los números pueden representar lo tangible y lo intangible, el proceso de
reconocimiento de cuántas cosas hay en un conjunto es inherentemente un proceso
abstracto. El pensamiento abstracto puede así servir como base para el
pensamiento simbólico y la cultura simbólica. Por lo tanto, como resumen, creo
que había muchos procesos cognitivos salvajes en marcha antes de que
funciones ejecutivas altamente sofisticadas aparecieran, aunque algunas de las
funciones ejecutivas básicas eran probablemente muy antiguas y salvajes
también, p. e., la toma de decisiones y la inhibición. Pequeños reptiles
aprendieron a no atacar (toma de decisiones e inhibición) a reptiles más
grandes hace 300 millones de años.
7.-
Las características neurológicas de nuestro cerebro (inmadurez, plasticidad
neuronal, periodos críticos, tardía mielinización; necesidad de socialización,
etc.) ¿no parecen indicar la necesidad de un medio ambiente adecuado, y tiempo
para que podamos generar conductas modernas por medio de las capacidades
cognitivas como las funciones ejecutivas?
Estoy de
acuerdo. Parece claro que muchas líneas de investigación sugieren que muchas de
las características neurológicas de nuestro cerebro requieren un ambiente
apropiado. La investigación de la adquisición del lenguaje es particularmente
clara acerca de ambientes de aprendizaje apropiados, así como de las
devastadoras consecuencias permanentes de la falta de un ambiente apropiado de
aprendizaje del lenguaje. Creo que los científicos pueden descubrir también la
existencia de otros períodos críticos para las funciones ejecutivas y para la
capacidad de memoria de trabajo. Sin embargo, esto no quiere decir que las
neuronas cerebrales sean totalmente plásticas y completamente dependientes del
ambiente. Como he dicho anteriormente, la biología pone límites en la conducta
y límites en la cultura tanto sobre los individuos congo sobre los grupos. Y es
parcialmente cierto también que la cultura ponga límites a la biología.
8.-
¿Ha encontrado mucha incomprensión, indiferencia e incluso clara oposición en
el mundo de la Arqueología al exponer sus teorías, ya sea solo o en asociación
con el Prof. Wynn?
Nuestras ideas
(Coolidge y Wynn) se han encontrado realmente con incomprensión, indiferencia y
oposición. Yo añadiría que hemos sido malinterpretados a menudo. Yo he sido el
más sorprendido (divertido y enfadado) por la oposición a algunas de nuestras
ideas y por ser malinterpretado. Por ejemplo, cuando propusimos, basados en
múltiples líneas de investigación empírica, que los Neandertales podían haber
pensado de forma diferente al Homo sapiens debido a las diferencias en
la forma cerebral, ¡se nos llamó racistas! De forma más provocadora se nos ha
mal citado y malinterpretado. En 2007, el mismo Baddeley escribió una vez que
nosotros pensábamos (Coolidge y Wynn) que “…la posesión de memoria de trabajo
fue la ventaja crucial del Homo sapiens sobre el Neandertal (sic)”. Es
como si nosotros negáramos la memoria de trabajo y todos sus componentes a los
Neandertales, lo cual es, por supuesto, una posición totalmente absurda. Los
Neandertales tenían funciones ejecutivas como parte de su memoria de trabajo.
Lo que nosotros sugeríamos era que el Homo sapiens parecía tener
funciones ejecutivas reforzadas y una memoria de trabajo expandida,
comparado con los Neandertales hace 40.000 años. Hardy y sus colegas afirmaron
recientemente (2013) que nosotros decíamos que los Neandertales eran
relativamente inflexibles desde una perspectiva cognitiva, cuando nosotros
habíamos escrito realmente: “la dependencia de la memoria de trabajo a largo
plazo (LTWM) proporcionó claramente una adaptación muy exitosa a los
Neandertales; LTWM es una forma de cognición muy flexible que puede responder
de forma apropiada a un enorme rango de nuevas, pero familiares, situaciones”.
¿Cómo se puede malinterpretar esto?
1.- Cognitive Archaeology
challenges have always been methodological. What methodological paths do you
think may be followed in the development of cognitive archeology?
From my perspective, without explicitly formal
training in anthropology or archaeology, I am continually appalled at the lack
of training of students in those disciplines in basic statistical analyses and
advanced multivariate statistical techniques. So what methodological path do I
think should be followed in the development of cognitive archaeology?
Statistical techniques, particularly advanced statistical methods. For example,
one of the standard (and very important) current anthropological methods is
comparative studies. Imagine how much more sophisticated our reasoning and
decisions are informed by statistics! A small skull is found (400cc). It is
dated to about 18,000 years ago. Has a ‘pygmy’-like evolutionary process
occurred because it was found on a relatively small island or was it an
abnormal skull (microcepahlic)? Dean Falk and her colleagues, by means of a
multivariate statistical technique known as principal components analysis, were
able to measure a variety of hominin endocasts and then derive three critical
but independent statistical components. Falk et al. were then able to determine
that these three components could statistically differentiate among the skulls,
and that Homo floresiensis was indeed
not an example of microcephaly but was also not a miniaturized version of Homo sapiens or Homo erectus. Nonetheless, Homo
floresiensis’ skull placed it statistically closer to Homo erectus than Homo
sapiens. I believe this is an example of the power modern statistical
techniques have for the methodological development of cognitive archaeology.
2.– Your work with Professor Wynn
has produced important results. Your success is based on the theoretical
coordination of two different academic disciplines (Archaeology and
Psychology). Since there are more disciplines related to human behavior
(Paleoanthropology, Neurology, Evolutionary Biology, Sociology, Linguistics,
etc.). Could we achieve better results if we accomplished an interdisciplinary
study with all of them?
Absolutely! As Professor Wynn previously noted,
for years archaeologists neglected to immerse themselves in the cognitive
sciences, and their subsequent speculations about prehistoric brains and minds
were uninformed, ill-informed, and almost always provided no value whatsoever to the cognitive sciences. Archaeologist
Francesco d’Errico noted just a decade ago that anthropology should rely on
itself to answer its own questions, and the discipline should not require help
from other disciplines. Of course, that is now rightfully an antiquated
position. We all have found the tremendous value of multidisciplinary research in
archaeology and anthropology, particularly from the disciplines of neurology
(structures of the brain), neuropsychology (structures and functions of the
brain), genetics and epigenetics, and multivariate statistics among many other
disciplines.
3.- Since 2001 you assumed that
the executive functions were probably promoted by the working memory. But, due
to our limited knowledge of them, wouldn't be better to speak of executive
functions as a whole, given that we are unable to separate them (anatomical and
physiologically), than to say that working memory was the last to evolve, only
because it is necessary for the functioning of the rest?
Absolutely NOT! We have a large and growing
knowledge of executive functions behaviorally and anatomically. While admittedly
there is some scientific debate about the specific nature of executive
functions, that is not to say we have a limited knowledge of them or that they
cannot be anatomically, physiologically, or behaviorally investigated. For
example, a reviewer of one of my papers almost 20 years ago wrote: Executive
functions are COGNITIVE (sic) as I implied in my paper there were social and
emotional decisions that relied on traditional executive functions, and the
reviewer erroneously believed that there are no social or emotional decisions
that rely on executive functions. By at least 2003, it became firmly
established that executive functions could be anatomically differentiated into
at least two distinct brain regions: the dorsolateral prefrontal cortex (PFC)
and the ventromedial PFC. The former involves all of the classic executive
functions like task-switching, planning, and organizing. The latter involved
decisions that had a social or emotional context. Further, both regions are
interconnected with each other but also to different areas of the brain: the
dorsolateral PFC receives neural projections from the primary motor and sensory
regions and the parietal lobes, while the ventromedial PFC is highly
interconnected to limbic system.
In addition, there is obviously confusion about
the relationship of working memory to executive functions. The concept of
working memory, perhaps, is surrounded by greater confusion. Unless one is
referring to Baddeley’s multi-component concept of working memory, then there
is no single accepted definition of working memory. The latter has been defined as the ability to keep
in mind a task in spite of interference, however, this is far from a
universally accepted definition, and if I read an article that contains the
phrase working memory, and they are
not using Baddeley’s multi-component definition, I must carefully read their
article to determine their operational definition of working memory. Now, if a
study is using Baddeley’s concept of
working memory, then the relationship between executive functions and
working memory is much clearer. In Baddeley’s definition, executive functions
are renamed the central executive,
and the central executive has all of the accepted cognitive processes involved
in classic executive function definitions: planning, organizing, strategizing,
inhibition, task-switching, etc.
Thus, it makes little sense to say “working
memory was the last to evolve .. because it is necessary for the functioning of
the rest..” Obviously, in this sense “working memory” is not Baddeley’s
multi-component concept of working memory, and any case, it makes no sense whatsoever to say “working memory”
evolved last. Let us be clear about our (Coolidge & Wynn) hypothesis.
Primates 40,000,000 years ago had executive functions as part of their working
memory. Three million years ago Australopithecus
afarensis had executive functions as part of their working memory, and only
250,000 years ago Neandertals had executive functions as part of their working
memory. Perhaps, about 100,000 years ago, a beneficent genetic event may have enhanced the executive functions of Homo sapiens, which it may be said,
expanded their working memory capacity. Thus, Homo sapiens were able to out-think Neandertals although competing
in similar environments. We (Coolidge & Wynn) have labeled the result of
the beneficent genetic even enhanced
working memory. However, we have never settled on what the exact nature of
that enhancement might have been nor in what component of Baddeley’s model,
although we have posited some culprits, e.g., enhanced phonological storage
capacity.
4.- It
is clear that the existence of the general executive functions in general,
and of the working memory in particular
, are necessary requirements for modern behavior but, are they sufficient for the development
of this modern behavior, or, in addition to them, it was necessary a time for
the society to develop a culture with enough data and information to process?
Anthropologists Steven Kuhn and Mary Stiner
postulated that there might have been age and gender divisions of economic
labor in Homo sapiens at least 30,000
years ago, while Neandertals may not have had such divisions. They proposed
that there was no reason to invoke biological explanations, as cultural reasons
might account for these differences. However, we believe they are wrong: why
could not biological differences in brain structures (which we know are
different in Neandertal and Homo sapiens)
resulted in cognitive differences? We could state this more firmly: biology
places clear limits on culture. The vast behavioral differences between
chimpanzees and Homo sapiens are not
simply due to cultural differences. In fact, as has been demonstrated numerous times,
chimps raised by humans do not acquire language, are not able to write, and do
not produce newspapers and movies. It is also clear to a much lesser extent,
that culture may alter biology, thus, chimps raised by humans do not behave
exactly like chimps in the wild.
5.- In our interview with Prof.
Wynn he said that he had not been specially
focused on the possible evolutionary mechanisms. However, which kind of
evolution do you think explains better the lag between the emergence of Homo
sapiens and the first signs of modern behavior? one gradual, slow and always
guided by natural selection, or another at a faster rate (Heterochrony, Gould’s
punctuated equilibrium), and with a natural selection after the changes?
I favor a combination of the two evolutionary
mechanisms. It appears that evolution has been characterized by long, gradual,
slow changes in behavior. And I believe Homo
sapiens’ more recent evolution (last 200,000 years) has been much faster
and very dramatic (i.e., Gould’s punctuated equilibrium).
6.- The co -evolution
mechanisms seem to be quite frequent in
our genus’s evolution. This suggests that some of the functions that we know
today in certain cortical areas did not evolve to do what they actually do, (exaptation
and/or emergence). Do you think it's possible that some of the modern cognitive
characteristics (eg language, abstraction and self-conscience) could have been
cognitive emergencies appeared after the evolutionary achievement of executive
functions , although to a lesser degree they were already present before?
I favor the idea that there were feral cognitive processes in place
hundreds of millions of years ago (and more recently) that made some modern
cognitive processes intuitive and prepotent. For example, I believe numerosity
(a basic appreciation of numbers), which has been demonstrated in human infants
and monkeys, may have been the foundation for abstractive thinking. Because
numbers may represent the tangible or intangible, the process of recognition of
how many things are in a set is inherently an abstractive process. Abstractive
thinking thus may serve as the foundation for symbolic thinking and symbolic
culture. So, in summary, I do believe there were many feral cognitive processes
in place long before highly sophisticated executive functions were in place,
although some of the basic executive functions were probably very ancient and
feral as well, i.e., decision-making and inhibition. Small reptiles probably
learned not to attack (decision-making and inhibition) larger reptiles
300,000,000 years ago.
7.- Similarly, the neurological
features of our brain (immaturity at birth , neuronal plasticity, the existence
of critical periods for various cognitive functions such as language , delayed
myelination, the need for socialization etc.), do not they suggest the need for
an appropriate environment, and a period of time for us to generate modern
behaviors through evolutionarily acquired cognitive abilities such as executive
functions ?
I agree. It seems clear that many avenues of
research suggest that many neurological features of our brains require an
appropriate environment. The research on language acquisition is particularly
clear about appropriate learning environments as well as the devastating
permanent consequences of the lack of an appropriate learning environment for
language. I think scientists may discover many other critical learning periods
for executive functions and working memory capacity also. However, this is not
to say brain neurons are entirely plastic and entirely dependent upon the
environment. As I stated before, biology still places limits on behavior and
limits on culture both upon individuals and groups. And it is also partially
true, that culture may place limits on our biology.
8.- Have your ideas meet with
indifference, lack of appreciation, or even clear opposition in the world of
the Archeology?
Our ideas (Coolidge & Wynn) certainly have
been met with indifference, lack of appreciation, and opposition. I would also
add that we have often been misunderstood. I have been the most surprised (and
entertained and annoyed) by opposition to some of our ideas and being
misunderstood. For example, when we proposed, based on numerous lines of
empirical research, that Neandertals may have thought differently than Homo sapiens because of brain-shape
differences we were called racists! More provocatively, we have often been
highly misquoted or misunderstood. In 2007, Baddeley himself once wrote that we
(Coolidge & Wynn) thought “..the possession of working memory was the
crucial advantage held by Homo sapiens
over Neanderthal man [sic].” It was as if we had denied all of working memory
and its components to Neandertals, which
is, of course, an absolutely absurd position. Neandertals had executive
functions as part of their working memory. What we suggested was that Homo sapiens appeared to have enhanced executive functions and
expanded working memory compared to Neandertals about 40,000 years ago. Hardy
and his colleagues recently claimed (2013) that we said Neandertals were
relatively inflexible from a cognitive perspective when we has actually written
“Reliance on long-term working memory [L-TWM] clearly provided a very
successful adaptation [for Neandertals]; L-TWM is a very flexible form of
cognition that can respond appropriately to a huge range of new, but familiar
situations.” How is that for being misunderstood?!