jueves, 1 de agosto de 2013

Conductas simbólicas en el Paleolítico

El estudio del simbolismo en el género Homo durante el paleolítico representa uno de los problemas que menos se ha avanzado y, posiblemente, más se ha discutido. Se han realizado numerosos estudios sobre su producción y significado, pero sus conclusiones distan mucho de satisfacer mínimamente a la comunidad científica que se interesa por estos temas. Pienso, que su principal problema reside en la falta de un método adecuado, que ofrezca las herramientas precisas para encauzar tan arduo problema científico. Las formas metodológicas usadas hasta ahora por la comunidad arqueológica se han mostrado insuficientes, visto lo parco de sus conclusiones y de sus fundamentos teóricos. Esta permanente controversia y la escasez de conclusiones con fundamentos adecuados hacen la necesidad de una racionalización profunda del estudio del simbolismo paleolítico.

Todo estudio racional de cualquier proceso debe comenzar por una delimitación conceptual del tema a estudiar, es decir, de una definición que intente en lo posible abarcar sus propios límites teóricos. Siguiendo tales premisas se puede definir el simbolismo de la siguiente manera:

El simbolismo humano sería la correlación o transmisión de toda idea, concepto o sentimiento a un determinado medio de expresión o símbolo (objeto, sonido o conducta). De tal modo que, en la sociedad en la que se desarrolle este proceso cognitivo, la percepción de tal símbolo revive en las personas la idea, concepto o sentimiento que le dio origen.

Dentro de nuestro linaje, y es posible que en ancestros más antiguos, las primeras muestras de simbolismo (elemental y con un nivel bajo de conciencia) se centrarían en las formas lingüísticas, ya sea por medio de sonidos o gestos. Así, de una forma paralela a la definición de simbolismo puede realizarse otra del lenguaje:

El lenguaje humano puede definirse como la transmisión voluntaria de todo pensamiento, concepto o sentimiento, por medio de un sistema de representación simbólico socialmente consensuado (en principio sonoro y/o gestual), con la intención de interferir en la conciencia o atención del oyente, es decir, que sea recibido y comprendido por aquellos a los que se dirige tal mensaje, con algún fin determinado (simple información, relación social y/o la posibilidad de realizar tareas en común).

Pero el simbolismo en nuestro género es más amplio que el lingüístico, pues abarca toda las conductas que tanto nos caracterizan. El lenguaje, las conductas espirituales y/o religiosas, los adornos personales, los enterramientos intencionados y las manifestaciones del arte paleolítico son muestras del desarrollo de nuestro simbolismo. Todas son diferentes, pero todas tienen en común los conceptos expresados en la definición realizada anteriormente. Si existen esos puntos en común es que de alguna manera estaría enlazadas en su origen y desarrollo, lo que hace que su estudio, al menos en un principio, deba realizarse en común, para entender mejor el problema de su inicio y evolución.

Lo común de todas estas manifestaciones simbólicas sería que siempre fueron realizadas por seres humanos, los cuales tenían unas características psicobiológicas comunes a lo largo de su trayectoria evolutiva, aunque cada especie tuviera las características propias de su grado evolutivo. El simbolismo es consecuencia de las particularidades psicobiológicas de sus creadores, por lo que no puede estudiarse si se ignoran las características de su producción. Hay que establecer un método que explique las características psicobiológicas de los seres humanos, así como de las formas de producción de su conducta. Éste, al aplicarse a los datos arqueológicos de cada periodo, sería el que nos aclarase las particularidades de tales conductas.


Lo importante de este procedimiento serían las bases teóricas de las ciencias con las que se realice el modelo interdisciplinario, pues serían las que dieran valor científico a las conclusiones que se realicen. Tales conclusiones no sería una interpretación subjetiva de los datos arqueológicos, pues, al estar sujetas a las condiciones del modelo interdisciplinario, tendría una base teórica mejor fundamentada, disminuyendo la subjetividad científica tan común en este tipo de estudios.    

En el contexto simbólico del Paleolítico hasta la transición e inicio del Paleolítico superior (Gravetiense), he realizado un trabajo sobre tales manifestaciones usando el método anteriormente reseñado. En su elaboración ha colaborado alguien que conoce perfectamente el registro arqueológico de tal periodo, como es el caso del profesor de la UNED Mario Menéndez. En él se ha seguido todas las consideraciones metodológicas que el modelo de comportamiento indica y que ya se indicaron en otro apartado de este blog (Arte paleolítico.Consideraciones sobre su estudio). El trabajo está ya realizado, y publicado en el número 4 (Nueva temporada) de la revista Tiempo, Espacio y Forma de la UNED:

Resumen: La capacidad de simbolización es un proceso evolutivo con diferentes etapas. La elaboración de un método psicobiológico de análisis y de un modelo interpretativo permite determinar los marcadores arqueológicos de este proceso y ordenarlos en el tiempo y en el espacio. Así, proponemos un desarrollo en fases a lo largo del Paleolítico europeo, con grandes diferencias regionales, hasta la extensión continental del modelo en su más alto grado durante el Gravetiense, con la aparición de los comportamientos religiosos generalizados.
El trabajo sigue la trayectoria metodológica indicada anteriormente. Consta de los siguientes apartados:

I.- UNA METODOLOGÍA PARA EL ANÁLISIS DEL SIMBOLISMO HUMANO. Se analizan las diversas tendencias metodológicas que sobre la Arqueología cognitiva existen según sus autores (Renfrew; Mithen; Merlin Donald; Noble y Davidson; Wynn y Coolidge; Hernando; Hodder, etc.), para comprobar que la mejor manera de disminuir la subjetividad es con los métodos estructuralistas. Tras un adecuado conocimiento de la psicobiología humana se concluye que el Estructuralismofuncional sería el mejor método que aplicar a los datos arqueológicos. 
 
Esquema del Estructuralismo funcional
II.- ORIGEN, DESARROLLO Y CARACTERÍSTICAS DE LAS CONDUCTAS SIMBÓLICAS. Con las condiciones deducidas del Estructuralismo funcional y los conocimientos que tenemos sobre la conducta humana en el paleolítico, se inicia el estudio sobre el posible origen y posterior desarrollo de la conducta simbólica humana hasta el Gravetiense.

Cuadro con las características del Estructuralismo funcional
En este apartado creo necesario indicar que las conclusiones obtenidas no difieren mucho de todas aquellas que indican las características neurológicas humanas como la causa de todo el simbolismo de su conducta. Aunque tales conclusiones sean similares, nunca iguales, hay que resaltar que las del presente trabajo son las deducciones de un método interdisciplinario ampliamente realizado, lo que no pueden aportan las demás trabajos.  

III.- ARQUEOLOGÍA DEL SIMBOLISMO. Se estudian los datos arqueológicos relacionados con las conductas simbólicas, indicando claramente el tiempo y el lugar de su procedencia y ubicación arqueológica. Se analizan los adornos personales, los primeros enterramientos (HN y HAM), el arte mobiliar y el rupestre.

Esquema de la evolución del simbolismo en el Paleolítico
IV.- CONDUCTAS SIMBÓLICAS PALEOLÍTICAS: UNA INTERPRETACIÓN DE LOS DATOS. Se intenta acoplar todos los datos dentro de la evolución simbólica que se produjo en el Paleolítico. Esta evolución es un continuum heterogéneo en el tiempo y en el espacio, lo que dificulta la labor y puede mostrar cierto aspecto confuso, pero que nunca sería lineal.
 
Esquema del trabajo sobre el simbolismo
El trabajo no pretende ser ni exhaustivo y ni dogmático. Primero por la gran limitación que las revistas de arqueología imponen a sus autores, y segundo porque el tema así lo impone. El estudio del simbolismo en el Paleolítico es un tema que requiere varios procesos que funcionen al unísono. Destaca la producción del método fundamentado en los datos actuales de las ciencias relacionadas con la conducta humana (Biología evolutiva, Neurología, Psicología, Genética, Demografía, Antropología social, Arqueología, Paleontología, lingüística, etc.), pero que siempre estaría supeditados a nuevos descubrimientos que matizarían o indicarían nuevos caminos en el estudio de nuestra conducta. Igualmente, son fundamentales los datos arqueológicos, pues ellos son la base y guía de todos los estudios sobre la conducta paleolítica; estando también sujetos a las variaciones de nuevos descubrimientos. Por último, a la crítica razonada y fundamentada sobre la realización del método y de su aplicación a los datos arqueológicos, pues toda nueva introducción metodológica y su uso requiere un amplio debate que señale posibles errores, matice posiciones e incluso reoriente la dirección tomada en un sentido. Este aspecto no es nada nuevo, pues sería la manifestación del ya conocido axioma de la tesis, antítesis y síntesis.

El texto puede leerse íntegramente en la siguiente dirección: 
* Rivera, A. y Menéndez, M.(2011): Las conductas simbólicas en el paleolítico. Un intento de comprensión yanálisis desde el estructuralismo funcional. Espacio, tiempo y forma.Serie I Prehistoria y arqueología. Nueva época nº 4. 

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